Vacaciones y Cerebro: La Conexión Inesperada que Impulsa el Hambre Emocional
- Pulso Saludable
- 25 jul
- 2 Min. de lectura
Por: Liliana Noble Alemán
@pulsosaludable

Ciudad de México, 25 de julio 2025.- Las vacaciones, ese anhelado periodo de descanso y desconexión, a menudo traen consigo un desafío inesperado para muchos: el incremento del consumo de alimentos impulsado por el llamado hambre emocional. Lejos de ser una simple falta de fuerza de voluntad, este fenómeno es una compleja interacción entre nuestras emociones y los circuitos cerebrales que regulan el placer y la recompensa.
Desde la perspectiva neurobiológica, la comida, especialmente aquella rica en azúcares, grasas y sal, tiene la capacidad de activar el sistema de recompensa del cerebro, liberando dopamina y generando una sensación de bienestar momentáneo. Es por ello que, en momentos de estrés, ansiedad o aburrimiento, nuestro cerebro busca activamente esta fuente de alivio.
"La gente suele pensar que comer en exceso es solo falta de voluntad, pero en realidad, el cerebro está respondiendo a señales emocionales y neuroquímicas muy potentes," explica la Dra. Sylvana Stephano, psiquiatra especialista en salud metabólica. Ella señala que, durante las vacaciones, "cuando rompemos la rutina y tenemos más tiempo libre, es fácil que el sistema límbico —el centro emocional del cerebro— tome el control sobre la corteza prefrontal, que es la parte racional encargada del autocontrol.”
Este desequilibrio se vuelve particularmente relevante en contextos como el mexicano, donde las cifras de sobrepeso y obesidad son elevadas. La obesidad, más allá de ser una cuestión calórica, es una condición multifactorial que entrelaza aspectos genéticos, hormonales, emocionales y, por supuesto, neurológicos.
¿Cómo identificar el hambre emocional?
Reconocer si lo que sientes es hambre física o emocional es el primer paso. El hambre emocional se manifiesta de forma repentina y urgente, te lleva a buscar alimentos específicos (como dulces o frituras) sin una necesidad física real, y a menudo termina con sentimientos de culpa o descontrol. La comida se convierte en un consuelo o una distracción.
La buena noticia es que el cerebro es increíblemente adaptable. "El hambre emocional necesita ser atendida desde un enfoque integral. Es clave trabajar no solo con la alimentación, sino también con la salud emocional y la regulación del estrés," subraya la Dra. Sylvana Stephano. Ella enfatiza que "el cerebro se puede reentrenar: con el tiempo, podemos fortalecer los circuitos de autocuidado en lugar de los del descontrol.”
Disfruta tus vacaciones de forma consciente
Para sortear las trampas del hambre emocional durante estos periodos de descanso, la clave está en adoptar hábitos que promuevan el bienestar integral:
Mantén horarios de comida regulares: Esto ayuda a estabilizar los ritmos cerebrales y a evitar fluctuaciones que activen el hambre emocional.
Busca placer más allá del plato: Realiza actividades que te generen bienestar sin que la comida sea el centro, como practicar un hobby, leer o pasar tiempo al aire libre.
Haz pausas conscientes: Antes de comer, pregúntate si es hambre física o una emoción lo que te impulsa.
Considera el apoyo profesional: Un especialista puede ofrecerte herramientas y estrategias personalizadas para regular tus emociones y fortalecer tu autocontrol.
Estas vacaciones, la invitación es a conectar contigo mismo de una manera más consciente. Tu bienestar, tanto físico como mental, es el mejor destino.
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