¡Que tu cerebro no te juegue una trampa estas vacaciones!
- Pulso Saludable
- 10 jul
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 14 jul
Por: Liliana Noble Alemán
@pulsosaludable

Ciudad de México, 10 de julio 2025.- Las vacaciones son sinónimo de descanso y desconexión, pero también pueden ser un campo minado para nuestra alimentación. ¿Te ha pasado que sin darte cuenta terminas comiendo más de la cuenta? Esto tiene una explicación en nuestro cerebro. La Dra. Sylvana Stephano, psiquiatra especialista en salud metabólica, nos explica cómo el hambre emocional puede sabotear nuestras intenciones y qué podemos hacer al respecto.
Entendiendo el Hambre Emocional: Más Allá de la Voluntad
¿Alguna vez has sentido un deseo irrefrenable de comer algo específico, aunque no tengas hambre física? Esa es una de las principales señales del hambre emocional. Nuestro cerebro, diseñado para buscar placer y alivio, asocia la comida (especialmente la rica en azúcar, grasa o sal) con una sensación de bienestar. Esto se debe a la liberación de dopamina, un neurotransmisor que nos hace sentir bien, aunque sea momentáneo.
La Dra. Stephano aclara que "la gente suele pensar que comer en exceso es solo falta de voluntad, pero en realidad, el cerebro está respondiendo a señales emocionales y neuroquímicas muy potentes". En vacaciones, al romper la rutina y tener más tiempo libre, nuestro sistema límbico (el centro emocional del cerebro) puede tomar el control sobre la corteza prefrontal, la parte racional encargada del autocontrol. Esto nos lleva a buscar comida como consuelo ante emociones incómodas, en lugar de atender la verdadera necesidad de nuestro cuerpo.
En México, esta realidad es especialmente relevante, con un alto porcentaje de la población adulta viviendo con sobrepeso y obesidad. Es crucial entender que la obesidad es una condición compleja influenciada por factores genéticos, hormonales, emocionales y neurológicos, no solo por las calorías consumidas.
¿Cómo saber si es hambre emocional?
Identificar el hambre emocional es el primer paso para manejarla. Presta atención a estas señales:
Aparece de forma repentina y urgente.
Buscas algo específico (dulces, harinas, frituras).
Comes sin tener hambre física real.
No te sientes satisfecho al terminar de comer.
Experimentas culpa, malestar o descontrol después de comer.
Usas la comida como consuelo o distracción.
Claves para unas vacaciones sin excesos
La Dra. Stephano subraya que el hambre emocional requiere un enfoque integral, atendiendo tanto la alimentación como la salud emocional y la regulación del estrés.
"El cerebro se puede reentrenar: con el tiempo, podemos fortalecer los circuitos de autocuidado en lugar de los del descontrol", afirma.
Aquí tienes algunas recomendaciones prácticas para disfrutar tus vacaciones sin caer en la trampa del hambre emocional:
Mantén horarios de comida estables: Esto ayuda a regular tus ritmos cerebrales y a evitar picos de hambre.
Realiza actividades placenteras que no involucren comida: Busca hobbies, paseos al aire libre, lectura o cualquier actividad que te genere bienestar y active tu sistema de recompensa de forma saludable.
Haz pausas conscientes: Antes de comer, pregúntate si realmente sientes hambre física o si hay alguna emoción detrás de ese deseo.
Busca apoyo profesional: Si sientes que el hambre emocional te supera, un especialista puede brindarte herramientas y estrategias personalizadas para regular tus emociones y fortalecer tu autocontrol.
Estas vacaciones, elige conectar contigo mismo desde un lugar más consciente. Tu cuerpo, tu mente y tu cerebro te lo van a agradecer. ¿Estás listo para tomar el control y disfrutar de un descanso verdaderamente reparador?
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